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| Tiahuanaco |
La frase "las palabras se las lleva el viento" es cierta, en parte. Es verdad que los actos son iguales o más importantes que las palabras, pero una frase o una palabra determinada puede llegar hacer mucho daño o cambiar un instante.
Antes no le daba importancia a las palabras, pero son poderosas, no tanto por sí mismas, sino por el poder que le conferimos. Una palabra dentro de tu cabeza que en vez de animarte te hunde, una palabra dirigida a alguien de manera malintencionada, una palabra en un texto o enunciado concreto significa una cosa distinta que si estuviera en otro enunciado.
El poder de las palabras ha existido desde tiempos inmemoriales. En una sociedad donde los más inteligentes por su cultura y estudio podían influir en los más analfabetos carentes de educación. La palabra siempre ha sido poder, y los más avispados se aprovecharon y se aprovechan de ello.
En el libro "El origen perdido" de Matilde Asensi (que por cierto, es una escritora increíble y el libro es muy interesante), aparece el lenguaje Aymara que procede de América del Sur, en la meseta andina del lago Titicaca. Ese lenguaje procede de una cultura precolombina, en el libro la escritora cuenta la leyenda sobre el poder mágico del Aymara. Se decía que ciertas palabras podían curar enfermedades e incluso imponer maldiciones.
El libro relata muy bien el misterio de la ciudad de Tiahuanaco y su lengua perfecta. Sólo es una leyenda, pero de ella se puede deducir que en esa cultura había un grupo, la élite, probablemente religioso que se imponía al resto por su cultura y mejor educación.
En la época del cristianismo en la Edad Media, la iglesia se alzaba ante los analfabetos e incluso sólo dejaban que un tipo de clase social pudiese aprender a leer y a escribir.
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| Tuareg |
Estos ejemplos tan distintos y separados por el tiempo exponen claramente el poder de las palabras. Otro ejemplo que siempre me ha llamado la atención, son los Tuareg. Un pueblo bereber nómada, que transmiten su historia a partir del lenguaje oral, es decir, del boca a boca. De esa manera mantienen con vida su lengua y sus leyendas.
Las palabras son importantes porque les damos poder, los medios de comunicación lo saben muy bien, y los políticos más. Pero a pesar de ello, hay que cuidarlas, la riqueza de una cultura proviene también del lenguaje.
"No engendra el odio el corazón, engendra odio la lengua" proverbio sumerio.
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