Algo que leer: La rueda del destino

Publicado por Selvi

El agitado ruido de las agujas de coser resonaba cuál murmullo del agua en un tranquilo río, pocos rayos de sol penetraban en la profunda cueva habitada por tres seres de incalculable belleza, tal era su cometido que nadie sabía de la existencia del lugar.
La más joven recogía los hilos que necesitaban de la abundante montaña de ovillos de lana, luego los colocaba en las ruecas con mucha elegancia y delicadeza  propia de su naturaleza, para proceder a tejer el destino de cada individuo. Su belleza no era superior a la de sus hermanas sino distinta, sus largos cabellos rubios y sus profundos ojos azules no rivalizaba con las demás; la siguiente en orden de tiempo era quién se encargaba de elegir el hilo de cada ser dependiendo de su destino. Ella era ágil, morena y oscura como la cueva pero con unos penetrantes ojos verdes; en cambio la última y la más importante de las hermanas era la que decidía el final de cada ser, si vivía o moría, su pelo, intenso fuego que brillaba como el oro puro no destacaba más que sus ojos tan dorados que eran capaces de ver la pureza y la verdad.
Tan acostumbradas estaban a la rutina que cuando un hilo más blanco y resistente que los demás se enganchó, su asombro las dejó paralizadas, nunca había pasado tal cosa a lo largo de su vida, los hilos se tejían sin complicaciones para luego a su debido tiempo cortarlos con la sagrada tijera que provocaba el terrible final. Pero ese cambio repentino del destino de una persona, de una vulgar humana era inaceptable.
            -El destino nos acaba de mandar una señal, hermanas-alzando una de sus perfectas cejas negras, Láquesis siguió observando el infame hilo con curiosidad.
            -Entonces dejemos que siga su curso, a partir de ahora vigilaremos todo el tiempo la vida de aquella persona elegida.
            -¿Qué pasa Átropos ya has olvidado tu regla de nunca entrometerse en la vida de nadie?-preguntó burlona Cloto, la más joven.
            -No es entrometerse Cloto, es importante saber que es lo que está ocurriendo.-aseveró Láquesis con el ceño fruncido, sentada en una silla de madera cerca de la rueca estiraba repetidamente su vestido de seda verde con intranquilidad.
            -Yo a eso lo llamo entrometer, de todos modos lo que podemos hacer es mirar el Destino y averiguarlo.
Ausente de la discusión de las otras Átropos, la mayor, ya estaba observando el destino de la persona cuya vida había cambiado, respirando con lentitud retiró su armoniosa mano del hilo y la apoyó en su regazo.
Ambas hermanas al percatarse de su silencio giraron sus cabezas y la miraron, la iluminación de la cueva parpadeo durante un instante, un denso silencio cubrió todos los recovecos  hasta que...una ligera sonrisa apareció en los labios de Átropos haciendo que todo volviera a su sitio.
            -¿Qué es lo que has visto?-preguntó Cloto con ansiedad.
Dándole una patada en la pierna Láquesis sonrió triunfante.
            -¿Ahora quién es la entrometida?.
            -Hermanas-llamándolas con voz tranquila pero segura las hizo callar- esto augura nuevos tiempos, cambios importantes.
            -¿Significa cambio de rutina? ¿algo de diversión?-gritó Cloto con una deslumbrante sonrisa.
            -Eso significa querida hermana -repuso Láquesis con la vista fija en el famoso hilo- mucho más trabajo.
Todas guardaron de nuevo silencio mientras proseguían con su trabajo de hilar la vida de los seres, las ruecas continuaron rodando.
Los hilos continuaron tejiéndose , aguardando el cambio del inevitable Destino. 


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