Crítica del videojuego Dark Souls 3

Publicado por Ulthan








Hoy os traigo algo muy especial que quiero compartir con todos vosotros. Se trata de uno de mis videojuegos favoritos, Dark Souls III. Antes de empezar con el análisis y hacer una crítica profunda sobre él, quiero haceros una pregunta. ¿Os habéis imaginado alguna vez estar en presencia de un dragón, un gigante, o incluso un dios?; ¿Qué pasaría si una de esas criaturas de increíble poder no fuese amistosa? ¿Qué haríais si tuvieseis que enfrentaros siendo un vulgar ser humano a semejantes seres? Es fácil imaginar en nuestra mente que saldríamos victoriosos de una u otra forma siendo grandes estrategas o valerosos guerreros, pero aquí no hay lugar para los cuentos de hadas. Tú eres una miserable cucaracha a sus ojos y no tendrías ni la más remota posibilidad de ganar contra ellos. Esa es la triste verdad, la muerte es lo que te esperaría sin lugar a dudas.


Pues bien, bienvenidos a Dark Souls III. He querido comenzar el análisis con estas preguntas porque soy muy consciente de que es un juego que no todo el mundo puede soportar. Hay quien ve los videojuegos como un mero entretenimiento, algo rápido, sencillo y divertido en lo que invertir el tiempo libre. Pero luego está la otra cara de la moneda. Aquellos jugadores que se crecen ante la adversidad y que sienten auténtica fascinación por su historia y detalles. Tal es su pasión que consienten morir 200 veces con tal de continuar, hacerse más y más fuertes y afrontar la siguiente prueba descabellada que el juego les plantee.





Todo depende de tu perfil como jugador. Si te gustan las historias que acaban bien, donde el jugador es infinitamente más poderoso que sus enemigos y que su historia pese a poder ser muy interesante, está contada de una forma directa por sus personajes, sinceramente, no te recomendaría este juego.

Dark Souls III no se anda con chiquitas, según empiezas te sueltan en un sitio del que no sabes nada y arréglatelas tu solito. Muchos de sus enemigos son exageradamente fuertes, agresivos y poderosos. La sensación que tienes sobre tu personaje es la de que no eres nadie, no vales nada y que te van a destrozar una y otra y otra vez. La jugabilidad ha mejorado mucho con respecto a los títulos anteriores de la saga, pese a que parte de la gracia reside precisamente en no tener un control del personaje tan exacto ni con una respuesta tan rápida como la de otros videojuegos, lo que hace que sea necesario que te anticipes. En serio, anticípate o morirás.







La historia en Dark Souls III es de lo más curiosa ya que no transcurre de forma directa ni te la cuenta un conjunto de personajes como sucede en el resto de juegos. A lo largo del viaje hay pequeños signos y detalles que nos van sugiriendo cierta información sobre lo que ha podido ocurrir y el por qué de muchas preguntas. Son esos pequeños retazos de información los que hacen tan especial este videojuego en cuanto a la historia, ya que no te la cuenta, te la sugiere y como te la sugiere no se sabe a ciencia cierta determinadas cosas. Esto hace que cada jugador saque sus propias conclusiones sobre la historia haciendo que pueda ser interpretada de formas distintas entre los jugadores; lo cual añade un componente interesante e incluso abre debate entre la comunidad de jugadores que exponen sus teorías sobre como acontecen los hechos en toda la saga Souls.

Los escenarios son increíbles y juegan un papel fundamental para transmitirte una sensación que te acompaña a cada paso de tu viaje, sensaciones como desolación, podredumbre, enfermedad y muerte. Los distintos parajes, los enemigos, los pocos aliados que encontramos y sus comentarios, la historia, el ambiente, la música; todo logra crear una atmósfera que da lugar a la temática del videojuego donde todo está perdido, ya no hay esperanza y simplemente estamos a la espera del triste final. Con algunos jefes finales te llega incluso la extraña sensación de que ellos mismos desean que acabes con ellos y pongas fin a una existencia que ni ellos mismos pueden soportar por más tiempo.




La saga Dark Souls tiene una manera muy particular de plantearnos el mapeado, al principio todo parece enorme y que nos estamos dejando mil cosas atrás. Pero sorpresa, luego todo se interconecta entre sí y reconocemos donde estamos de repente, lo cual suele ser un alivio porque ya sabemos dónde está la hoguera más cercana. Y hablando de las hogueras, son sin duda el lugar más reconfortante que encontrarás en el juego, nos curan, reparamos las armas y volvemos a estar listos para la batalla, pero todo tiene un precio. Cada vez que te sientes a descansar en una, todos los enemigos del juego resucitarán, excepto jefes y mini jefes. Así que cuidado, no siempre es bueno descansar. Habrá ocasiones en las que mataríais por una hoguera y en otras al verla lloraréis del gusto.

La progresión de vuestro personaje se rige por los ítem y magias encontrados/comprados, los refuerzos de las armas y el nivel de vuestro personaje. Pero la auténtica clave son las almas, que actuarán de moneda en el juego a la hora de comprar y vender, pero cuidado porque también las necesitamos para subir de nivel y ahí es donde mayor cantidad de almas se derrocha. Por cierto, cada vez que muráis dejaréis una mancha verde en el lugar exacto de vuestra anterior muerte, esa mancha representa vuestras almas. Si las recuperáis, recuperaréis todas vuestras almas perdidas, pero si no, las perderéis para siempre. Un ejemplo rápido: acabáis de morir y teníais 300.000 almas, se genera una mancha verde justo donde habéis muerto para recuperarlas, pero si volvéis a morir antes de llegar a la mancha las perderéis todas al crear una nueva mancha verde. Divertido ¿eh? Que no os pase nunca u os tirareis de los pelos como hice yo.

Por último el apartado musical es impresionante y va en total consonancia con la temática y la atmósfera del juego. logra hacer a los jefes más aterradores, ponerte los pelos de punta e incluso infundirte más miedo aún del que ya tienes, haciendo posible que te veas presionado y superado por la situación cometiendo un error y facilitando a tus oponentes más todavía el romperte en mil pedazos a base de golpes y magias fulminantes.

La sensación que deja Dark Souls III al finalizarlo es como si hubieses coronado la mismísima cima del Everest, tu autoestima y fe en ti mismo no vuelve a ser la misma después de haberos pasado este juego, eso os lo garantizo. Espero que el análisis sea de vuestro agrado y que a los jugadores que ya lo experimentaron se hayan sentido identificados y a los que aún no han tenido el valor, les recomiendo encarecidamente probarlo pero desde el máximo respeto, con paciencia y sobre todo, ¡sin reventar el mando contra el suelo!









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