Buenas tardes XD Llevaba un tiempo dándole vueltas a si debía subir o no un relato corto de los míos, cuando me di cuenta de que la sección "Algo que leer" llevaba tiempo sin actualizarse. Así que no he tenido más remedio que subir el relato. Espero que os guste y no me lo critiquéis mucho (pero os doy permiso XD).
El relato sin nombre
-Mira, Kasi. La mamá pato con sus hijos.
-Qué momos-dijo la niña de tres años sentada en las piernas de su hermana.
-Se dice monos-rectificó su hermana mayor con paciencia mientras miraba la sucesión de patos pasar por delante de la ventana del coche.
-Quiero uno-chilló la niña golpeando la ventana con las manitas.
-No se pueden tener como mascotas a unos patos, Kasi. ¿No prefieres un perrito?-la hermana mayor retiró un rizo rubio de la cara de Kasumi.
-No, quiero un pato-dijo Kasumi con cabezonería.
La hermana mayor suspiró.
-Te picaría el culo.
La niña se dio la vuelta y miró a su hermana con los ojos entornados.
-Querría tu comida, y al no dársela te picaría el culo. ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué te piquen el culo?-dijo la joven conteniendo una sonrisa.
La niña sacudió la cabeza negativamente, pero todavía sin llegar a creer en su hermana volvió la cabeza hacia la ventana. Los patos ya habían pasado, pero en su lugar había un zorro que estaba hurgando en la basura de la gasolinera donde estaban parados.
-Un zoro, quiero un zoro-gritó la niña volviendo a golpear la ventana con sus manitas.
-Ya estamos-suspiró la joven mirando al pequeño zorro plateado comiendo lo que había capturado de la basura-. No podemos tener un zorro como mascota, Kasi.
La niña se puso a llorar desconsoladamente, la madre que estaba en el asiento del copiloto intentaba hacerla callar.
-¿Qué es este alboroto?-preguntó el padre que acababa de llegar de pagar la gasolina.
-La niña que se ha encaprichado de un zorro-dijo la madre con voz cansada.
-¿Un zorro?-el padre salió del coche y echó un vistazo.
El pequeño animal se había hecho una bolita en el suelo. El padre se acercó con cuidado, pero el animal no hizo nada, ni si quiera levantó la cabeza.
-Pobre animal, está medio muerto-dijo la joven con tristeza, su hermana pequeña al oírla lloró con más fuerza.
-No podías haber sido más oportuna Léoni-la regaño la madre.
-Vamos a llevarlo al veterinario-dijo el padre con el animal en brazos.
La niña dejó de llorar y se puso a saltar de alegría.
-Pero Charles…-protestó la mujer.
Nada hubo que hacer, se llevaron al animal y la niña sonreía de oreja a oreja mientras la hermana mayor miraba con desconfianza al zorro.
El pequeño animal dormía tranquilamente en el asiento de al lado, su pelaje plateado brillaba con los rayos solares que penetraban por la ventana del coche.
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